Leer Silicon Valley es transportarnos mentalmente a empresas punteras del ámbito de la tecnología y a un lugar laboral idealizado por muchas personas del sector TIC. Todos los que hemos visto la película “Piratas de Silicon Valley” nos hemos imaginado fundando una pequeña empresa de tecnología para, años después, descubrirnos siendo los dueños de una prestigiosa organización en donde todo el mundo desea trabajar.
Pero, como todo, Silicon Valley tiene un comienzo humilde que para nada parecía presagiar lo que iba a significar varias décadas después.
En la fundación de Silicon Valley se unen varias pequeñas biografías: por un lado, tenemos la mudanza en 1938 de un joven emprendedor de la electrónica (David Packard), quien, después de casarse con su mujer (Lucile Salter), compró junto a ella una casa en Palo Alto (ciudad del condado de Santa Clara que se encuentra en el extremo norte de Silicon Valley). Por otro lado, esta casa, además de todas las comodidades que un americano podía esperar a finales de los años 30, tenía un cobertizo, el cual no tardó en ser ocupado por otro joven, Bill Hewlett.
Al año siguiente de la mudanza, mientras David estudiaba en Stanford, él y Bill fundaron una pequeña empresa (Hewlett-Packard) utilizando sus apellidos. En ella comenzaron a diseñar pequeños ingenios eléctricos. Cuando esta empresa empezó a crecer y ya era turno de tener unas oficinas mayores que el pequeño cobertizo de la casa de David, se juntó otra casualidad: en 1953, en su antigua universidad, empezaron a aprovechar un espacio no edificado de esta para montar algo parecido a una incubadora de empresas, de tal forma que estas aprovecharan el estar cerca unas de otras para innovar juntas. Esta idea le vino como anillo al dedo a Hewlett-Packard para no marcharse de Palo Alto y quedarse en estos nuevos terrenos.
Mientras todo esto sucedía, el futuro premio Nobel William Bradford Shockley había construido el transistor de unión. Este usaba una unión entre dos partes, tratadas de modo diferente, de un cristal de silicio, abriendo paso a la miniaturización de los circuitos electrónicos presentes en radios, televisiones y ordenadores, siendo el impulso definitivo al desarrollo de la electrónica y la informática. Para esta fabricación fundó una división de la empresa Beckman Instrument (con financiación propia de la compañía) y se trasladó a Palo Alto para cuidar de su anciana madre, así que, al igual que Hewlett-Packard, encontró en estos terrenos de la Universidad de Stanford el lugar ideal para esta nueva empresa y con esto llevar el silicio al valle, conocido desde entonces como Silicon Valley.
Todo esto fue el comienzo de lo que conocemos hoy en día; de aquí surgieron empresas como Intel o IBM que, si bien fueron las protagonistas de las siguientes décadas, resultaron reemplazadas (aunque no retiradas) por otras nacidas al calor de lo que se conoció como “Las puntocom”. Yahoo!, Google o Facebook fueron las primeras en traer la cultura que ahora conocemos; sus fundadores, todos ellos estudiantes de Informática en Stanford, entendían la cultura empresarial como un gran campus universitario y llevaron estas ideas a sus recién creadas empresas (Serguéi Brin y Larry Page se conocieron primero en la universidad antes de fundar Google; Mark Zuckerberg no había terminado de graduarse cuando ya era millonario con Facebook).
Esta cultura es lo primero que ha atraído al talento de todo el mundo a trabajar en estas empresas. En su interior parece existir un mundo de innovación en donde uno estará rodeado de genios en su materia y donde su crecimiento laboral y personal será exponencial.